La vivienda, deshabitada desde hacía años, respondia a una tipología habitual de numerosos huecos, ventilados o no y un pequeño baño. Primer piso hacia la calle principal y planta baja hacia el patio posterior.
La premisa del cliente, una pareja sin niños, partía de disfrutar de espacios lo más abiertos y flexibles posibles, sin menoscabo de futuras necesidades espaciales propias del desarrollo familiar.